- Spoiler:
- 1.-
La ortografía, gramática y apariencia - 16/20 puntos.
No vi
nada extraño. Escribes correctamente. Donde más faltas vi fue en la
parte que Shia escribe su diario... pero supongo que lo querías expresar
como algo informal (bueno, yo me entiendo u.u), y como dijiste que la
gramática y ortografía de la protagonista era mala, pues no hay
problema. Nada grave.
2.- Trama y originalidad - 16/20
puntos.
Ya sé como va esto de los Demonios Mentales...
bueno, al menos a lo que te refieres con ellos. Aún así, no has dejado
ver demasiado la trama en sí... Tan solo que la madre le da medicamentos
a la hija para que no muera como su abuela. Supongo que ya después la
irás desarrollando...
3.- ¿Cómo te expresas? Unión y
sentido de las palabras que escribes - 15/15 puntos.
Nada
extraño. Me resultó fácil de leer... y también de entender. Te expresas y
escribes bastante bien ^^.
4.- ¡Extras! - 0/5 puntos.
No hay.
5.-
Gusto personal del evaluador - 4/5 puntos.
Está muy bien.
Solo te queda desarrollar esto y a ver cómo continua... Y espero que no
la dejas. Me mató lo meticulosamente organizada que es Shia... lol.
--
Total: 51/65 -- (el mínimo es 35, por lo que estás aprobado)
Como escribo remal, aquí les va el segundo tomo de Demonios Mentales. Tiene una trama menos sádica que Depresión, y es menos molesta de leer : D
Espero que lo lean ^^
Saludos.
- Spoiler:
Travesura Infernal
Shia tomó un enorme vaso y se sirvió un poco de agua. Tenía que relajarse un poco después de toda aquella presión que había sufrido en
la universidad. Shia era una hermosa universitaria, deseada por muchos de sus compañeros. Vestía siempre de negro, a ella no le importaban
los demás colores. A pesar de sus gustos góticos y bizarros, ella prefería definirse como una persona alegre. Asistía con regularidad a
sus clases, sin embargo, no recordaba porque tenía tantas faltas.
¡Este tipo de cosas le molestaban! ¿Acaso tenía amnesia? ¿Cómo era que ella faltaba a las clases? ¿Cómo era que ella no recordaba de pronto?
Shia vivía en un elegante departamento, con su madre únicamente. Sola, acompañada, feliz, infeliz. Sus elegantes suspiros adornaban
siempre su cuarto, donde prefería estar después de un estresante y agotador día.
Algo que Shia admiraba mucho era la puntualidad. Todas las mañanas, se levantaba a las 6:00 am sin fallar; su despertador consistía
simplemente en un teléfono celular, sincronizado perfectamente a la hora. Siempre se duchaba a las 6:02 y tomaba su desayuno a las 6:23,
teniendo en cuenta de que sólo tendría diez minutos para ingerir todos los alimentos. A las 6:33 debía recoger sus platos y prepararse para
ir a la universidad, proceso que le llevaría hasta las 6:49. Si calculaba perfectamente el tiempo, debía estar en la universidad a las
7:30 am, momento justo cuando el profesor entraría.
Eran las 7:20 de noche, misma hora en la que debía bajar por un vaso de agua para refrescarse. Subió entonces a su cuarto, justo a las
7:24, cuando era su hora de peinarse.
Como ya era costumbre, Shia se admiraba en el espejo mientras peinaba su bello cabello castaño. Las olas de café ligero que
interpretaba como su cabello se deslizaban a través de su cuello hasta llegarle a las caderas. “Tengo un bonito cabello”, pensaba mientras
seguía peinando. Su madre entró en la habitación.
-Es hora de tu medicamento, cariño.
Shia era una chica muy callada, pero hablaba…un poco.
-No quiero. No las necesito.
-Recuerda lo que Alfredo dijo-prosiguió su madre- si no la tomas esa calentura empeorará. ¡No necesitamos a una chica enferma!
-Siempre que tomo esas cosas caigo dormida. Luego, parecen que he muerto durante meses.
-No digas tonterías, cariño.
Su madre colocó un vaso de agua sobre el tocador de la chica y colocó dos píldoras junto a este. Después, dio un beso a su hija y se
retiró. Shia se quedó pensando. ¿Por qué Dios la había maldecido con una calentura eterna? ¡Los 5 años que duran 25 había recordado siempre
estar enferma, siempre haber tenido que tomar pastillas! ¿Acaso su madre le ocultaba una enfermedad de la cual ella ignoraba? ¡No!,
maldita imaginación. Sólo agonizaba sobre algo lo cual nunca se daría cuenta. Estaba ya cubierta por las bendiciones de un ser supremo, tenía
el don de ser siempre puntual. Era hermosa, tenía amigos, vivía feliz. ¿Podría irse su felicidad con tan sólo saltarse aquella pequeña dosis?
La mente de Shia comenzó a dar vueltas, no quería tomar las pastillas, no por su sabor, sino por curiosidad. Quería saber qué
pasaría si las dejaba. Empezó entonces a recordar lo que su madre le había contado sobre la abuela. Según su madre, la abuela había muerto
por no tomarse sus pastillas para la calentura. Empezó por ignorar una, pero luego se volvió adicta a no tomar medicamentos, por lo que
fue empeorando y murió. ¡Malditas excusas! Lo único que quería su madre era controlarla.
Eran las 8:20, hora de escribir en su diario. Shia tomó la pluma fuente y escribió, siempre con su mala ortografía y gramática:
“Hoy vi a Alex un poco malhumorado, dijo que le había molestado mi comportamiento de anoche. Yo no se de que habla. Es decir!! La ultima
vez que hablamos me comporte como toda una señorita, como dice que me comporte mi mama. Alex me dijo que había actuado como toda una zorra la otra noche, que en la fiesta no me reconocia. ¿de que fiesta me hablan todos?? Yo no fui a ninguna fiesta, todo esto es muy confuso.
Por otra parte Alejandra me invito a comer mañana en su casa, solo espero que no lo arruine como siempre
Cambiando de tema…me he preguntado como será vivir sin tomar medicamentos. Puedo decir que no me gustan y que me siento horrible de
tomarlas, quisiera evitar tomarlas para ver que se siente. No fue un dia muy interesante, por lo que te dejo inconcluso por hoy. “
La verdadera razón por la cual cerró su diario era que eran las 8:30, la discusión con su madre le había hecho perder un poco de
tiempo. ¡Era hora de dormir! Estaba ya atrasada. Corrió hacia el baño y cepilló sus dientes. Momentos después, ya estaba acurrucada en su
cama. Distraída por su travesura infernal de no ingerir ningún medicamento, miraba al techo, tratando de conciliar sueño.
Tuvo sueños vagos, en los cuales ella estaba en el hospital, muriendo. De pronto, su abuela estuvo a su lado y trató de empujarla
con ella a una tumba que estaba en el hospital. Esto le hizo levantarse súbitamente de la cama.
-¡Mierda!-se dijo.
Shia se levantó, tomó el vaso con agua, ingirió las pastillas y dio un trago ligero. Ahora estaría protegida en la noche. ¡Su abuela no
la jalaría a ninguna tumba! Se sentía inteligente y protegida. Esta noche no moriría.
Faltan algunos "Enters" por algunas cuestiones de pasteo D:
Saludos.